Nuestra visión es promover el acceso a la ciencia y sus herramientas en beneficio de las comunidades y el medio ambiente. Queremos democratizar la ciencia y su relación con la sociedad. Desde 2017 hemos estado experimentando con formas participativas de hacer ciencia en sociedad. Partimos con la iniciativa «¿Cómo esta mi agua? Ciencia ciudadana en Calle Larga» y desde entonces seguimos aprendiendo junto a los vecinos de la comuna.
Una de las preocupaciones que motivó este proyecto tiene que ver con el impacto del uso de fertilizantes en el medio ambiente y en el agua en particular. Chile presenta el mayor uso de fertilizantes por superficie en América Latina. Sin embargo sabemos poco sobre el impacto que este alto uso tiene en el medio ambiente y la calidad de nuestras aguas a una escala más local.
Los distintos usos del agua se sobreponen e incluso pueden ser contradictorios entre sí haciendo que sea urgente implementar estrategias más integrales para cuidar este importante recurso. En el contexto de la actual sequía, las tensiones sobre el uso, acceso y calidad del agua forman parte de los dilemas cotidianos a los cuales se enfrentan los pequeños agricultores. Así nuestro proyecto evolucionó rápidamente desde una mirada enfocada sólo en el impacto del uso de fertilizantes a una más integral que recoja preocupaciones derivadas de las diversas actividades que ocurren en el territorio.
Por otro lado, el suelo es esencial para sostener la vida en los sistemas agroecológicos y se relaciona de manera estrecha con el uso del agua y la disponibilidad de nutrientes. El suelo también acusa la degradación y contaminación producto de diversas actividades humanas. Para apoyar a la pequeña agricultura y su adaptación al cambio climático, es importante acceder a formas de conocer y cuidar el suelo.
El contexto de nuestro proyecto está marcado por dos procesos: la megasequía y la falta de monitoreo ambiental público y sostenido en el tiempo.
Desde 2010, nuestro país vive una megasequía, evento extremo por su larga duración y extensión territorial, afectando desde la región de Coquimbo hasta al Araucania. De acuerdo al Centro del Clima y Resiliencia esta es una de las peores sequías registradas en los últimos mil años en nuestro país.
La zona central es una de las más afectadas por la actual megasequía. Este evento ocurre en la década más calidad registrada en la zona central en los últimos 100 años.
El cambió climático o más bien la crisis climática debido a la acción humana agudizará nuestra vulnerabilidad hídrica. Alrededor de un cuarto del deficit de precipitación actual es atribuible directamente a la acción humana. Entre 1955 y 2003 por ejemplo, los glaciares del Río Aconcagua perdieron alrededor del 20% de su masa y los del Río Maipo un 30%. Estás perdidas impactan el caudal ya que los glaciares tienen una gran contribución a los río, sobre todo en años más secos. El aumento promedio de la temperatura en los últimos años – producto del cambio climático generado por la acción humana – en esa zona ha generado un ascenso en la linea de nieve o isoterma cero. Esto significa que la cantidad de lluvia que se transforma en hielo o nieve, que actúa como reserva de agua dulce para el periodo estiva, ha disminuido. Este ascenso de la isoterma cero hace que aumente el caudal de los ríos en invierno-primavera y disminuya en verano-otoño.
“Cerca de un cuarto del déficit de precipitación durante la megasequía es atribuible al cambio climático antrópico. Este factor permanecerá́ en el futuro, incrementando la ocurrencia de sequías como la actual y aumentando la aridificación de la zona centro y sur de Chile. “
Informe Megasequía CR2-Universidad de Chile
Por otro lado, nuestro país carece de un monitoreo ambiental público y sostenido en el tiempo que pueda dar respuesta a diversas inquietudes que los ciudadanos tienen sobre la calidad ambiental de sus territorios. Si bien existen diversas iniciativas orientadas al monitoreo de la calidad de agua en el país, no han sido sistemáticas – por ejemplo abarcando los distintos tipos de agua – y ni se han desarrollado por periodos extensos. La insuficiencia de datos sistemáticos y longitudinales dificulta el desarrollo de una política integral de monitoreo y conservación de los recursos hídricos.
Calle Larga
La comuna de Calle Larga está ubicada en el Valle del Aconcagua en la Quinta Región de Chile. Es una comuna principalmente rural; el 49% de sus habitantes son de sectores rurales. Su principal actividad productiva es la agricultura y ganadería. La mina CODELCO Andina esta ubicada la pre-cordillera de esta zona, influyendo e impactando de diversas formas la vida de la zona.
¿Qué es la ciencia ciudadana?
Se refiere a iniciativas donde los ciudadanos colaboran con expertos y usan la ciencia para responder preguntas de interés. Las iniciativas pueden generarse de manera autónoma por las comunidades o junto con los científicos. También pueden ser generadas por los científicos o instituciones que promueven e invitan a la participación ciudadana. La ciencia ciudadana puede tener múltiples virtudes que va desde generar datos que avancen el conocimiento; promover la alfabetización y la cultura científica; construir capacidades locales para la protección ambiental; democratizar la ciencia; entregar herramientas para que las comunidades puedan afectar la política pública, fiscalizar lo que ocurre en sus localidades y/o desafiar relatos oficiales sobre sus territorios. No todas las iniciativas de ciencia ciudadana tienen los mismos fines. En ese sentido las virtudes que generen y también los desafíos a los que se enfrenten pueden varían según proyecto.
¿Por qué monitorear el ambiente?
Las actividades humanas generan impactos ambientales. El monitoreo ambiental es el seguimiento sistemático – es decir estable y permanente – de la calidad y estado del medio ambiente. Nos permite observar y registrar cambios en el tiempo, generando información útil para prevenir daño y diseñar herramientas de protección. El monitoreo ciudadano es el seguimiento sistemático por parte de ciudadanos de parámetros relacionados con su entorno y/o el medio ambiente en general. El monitoreo ciudadano no puede ni debe reemplazar la responsabilidad del estado en monitorear y la fiscalizar la calidad ambiental. Sin embargo, puede ampliar la capacidad y alcance de las observaciones y fortalecer el intercambio de información entre científicos, reguladores, autoridades y comunidad.
El monitoreo del agua
El agua es esencial para la vida. Monitorear su estado nos permite prevenir, evitar y manejar los impactos negativos de las actividades humanas. Nos permite observar cambios en su calidad a lo largo del tiempo así prevenir y manejar los impactos negativos de las actividades humanas. Por ejemplo, es una herramienta importante para las Buenas Prácticas Agrícolas. Los requisitos de calidad dependen del uso del agua: riego, consumo humano o ambiental. Sin embargo, la calidad ambiental impacta en todos sus usos.
El monitoreo del agua se refiere al seguimiento sistemático de parámetros relacionados a su calidad como el caudal y a las características químicas, físicas, biológicas y radiológicas del agua. La calidad se establece en relación a uno o más especies y/o una necesidad o fin del ser humano.