Durante dos años, el 2017 y 2018, tomamos muestras de agua de regadío proveniente del canal la Petaca y el Estero Pocuro antes y después de que la usaran los agricultores de PRODESAL. Evaluamos el agua durante tres periodos del año – marzo, junio y octubre – para reflejar de mejor manera las estaciones y los ciclos de la agricultura.
Junto con dirigentes de la JJVV del sector, tomamos muestras del APR Las Calderas con el fin de evaluar su calidad.
¿Qué encontramos?
Los resultados fueron positivos. Los agricultores y las comunidades organizadas pueden monitorear su agua para protegerla y mejorar su calidad. En los lugares y tiempos en que monitoreamos, el agua cumplía con requisitos para riego y no presentaba niveles de metales pesados elevados.
Sin embargo, no pudimos establecer la calidad ambiental del agua ante la falta de una norma para la cuenca. La calidad ambiental impacta a la biodiversidad y a todos los usos del agua. En ese sentido, establecer una norma es esencial para proteger el agua y la vida. Una vez dictada será una herramienta importante.
Dado nuestros recursos no pudimos abordar todas las preocupaciones de la comunidad sobre potencial contaminación relacionada a la actividad minera. Nuestro monitoreo, por ejemplo, no permitió abordar las dudas sobre eventos puntuales de contaminación. Para pesquisar ese tipo de contaminación, es necesario tomar muestras inmediatamente después de que ocurre el evento. Dada la geografía de la zona, es un monitoreo más complejo aunque no imposible. Conversamos con los vecinos sobre este aspecto, qué tipo de monitoreo se puede usar y otras estrategias para abordar esas dudas.
¡Recuperar la calidad será siempre más difícil y costoso que evitar su deterioro!